La parte mas divertida de esta practica estética fue elegir una victima, seguirla y fotografiar sus actitudes, en este caso, en una sala de exposicion momentania del Museo Reina Sofía.
Mis victimas, dos señores mayores de traje.
Uno de ellos, lleva lentes y un baston. El tiempo no pasó para ese hombre. Me hizo sentir que estaba en otra epoca. Como si ese sujeto fuese parte de la obra. Lo quise convertir en mi obra. Contextualizarlo como parte de un todo. Sus poses. La forma en que observa, analiza y toma como suya cada parte de la exposicion.
El recorrido fue agotador.. Tal vez, porque visitaron dos salas en una hora. Realmente a mi edad, y creo que debe pasarle a muchos, no presto tanta atencion al frente de una exposicion. Nuestra atencion es corta.
Pasaron muchas personas en nuestro recorrido; hacian practicamente lo mismo, miraban, seguian de largo a otra obra, y tal vez se detenian en alguna que les llamara la atencion. No como mis dos personajes de escena, a cada obra la desglosaban, la observaban de distintos angulos, leian, la estudiaban, y la comentaban entre ellos.
A causa de mi aburrimiento, fui a ver otras salas, y al regresar, no habia pasado el tiempo para aquellos dos señores tan particulares, seguian discutiendo sobre el movimiento continuo de la tela expuesta. dos salas, y luego, se fueron.
Reflexion personal,
Para ellos no importo la cantidad, sino la calidad de su aprendizaje.
